Casi todos los invitados vinieron sin regalo, pero, eso sí: trajeron a toda su familia,
incluyendo al vecino y a la novia.
El Pudín dice: 'Happy Birthday… Cheo, o La Chiqui, o Juancho... en lugar del nombre verdadero del niño.
Es una fiesta de niños pero hay más adultos que niños.
El pelaito está cumpliendo su primer añito y el menú es arroz con pollo, ensalada rusa y,
lo más importante: 10 cajas de cerveza Aguila... y 10 de Ron.
Suena un vallenato o cualquier otro ritmo tropical al volumen más alto posible.
Hay un televisor prendido porque, aún en ese momento, alguien de la casa o de los invitados
necesitará ver alguna novela.
La mamá del niño aprovecha para ponerse ese día todas las joyas que no se pone durante
el resto del año.
No puede faltar la cadenita de oro para el niño, con un crucifijo, claro.
La fiesta supuestamente terminaría a las 5:00 de la tarde, pero resulta que son las 11:00
de la noche y 'ahora es que esto se está empezando a poner bueno, mi llave'.
Las mujeres están chismoseando en una esquina, los hombres en otra mamando ron y
jugando dominó, y los niños, sin Dios ni ley, jodiendo o metiéndole el dedo al pudín y
destruyendo todo lo que encuentran a su alrededor.
Los invitados comienzan a llegar tres horas después de lo acordado, justo cuando calculan
que los anfitriones se aproximan a servir la comida. Cuando llegan los invitados, es cuando
la señora de la casa desaparece para bañarse y vestirse, y todo el mundo buscándola.
La fiesta es el sábado y te invitan el día antes por la noche. Y, para colmo, te dicen: No me
vayas a faltar, NOJODA, ¡COMO FALTES TE MATO!
Los pocos que traen regalos, los traen en una bolsa de la Olímpica mal cerrada.
Siempre parece que hay más familia que amigos en la fiesta.
La fiesta es en la casa de una tía a la que no ves desde hace tres años, pero ahora es una
tía bacana porque tiene una casa bacana con tronco de patio mameyúo.
Entre las picadas siempre hay deditos de queso, doritos y empanaditas.
Siempre se acaba el hielo en mitad de la fiesta y hay que mandar a comprar más. El que va
a comprarlo es un hijueputa pelao patá pelá del barrio, a quien hay que darle el vuelto para
que pueda hacer el mandao.
El pudín lo hizo la amiga de la comadre de la tía, que hace unos pidines más buenos
que'l Hijueputa...
A la hora de prender la vela nunca aparecen los fósforos, y el encendedor que hay no sirve
pa' una mierda, y la vela es un mochito que alguien rescata en el candelabro viejo del cuarto
de San Alejo.
Alguien siempre llama para decir que no puede ir pero que, eso sí: por favor le guarden pudín,
y comida.
Nunca falta la tía, vecina o prima viva, calculadora que pica el pudín en pedazos chiquitos para
que le quede un pedazo grande al (la) cumpleañero(a)… ¡o al marido de ella misma, la que reparte!
Cuando pican el pudín lo primero es buscar platicos plásticos y papel de aluminio para mandarle porciones
a mami, al tío, a la abuela, a la prima, al perro, al gato, a los vecinos y hasta misiá hijueputa.
Porque eso sí: las fiestas costeñas son generosas y se trata de repartir lo que haya, sea mucho
o poquito, no importa que los asistentes sean una parranda de gorreros
Después que todos se comieron el pudín se dan cuenta de que el helado, el flan o la gelatina se quedó en la nevera.
Y para finalizar, por ahí como a las tres de la mañana, cuando ya el pelao que cumplió años está dormío y meao,
y las mujeres acostadas, los hombres, que siguen jugando dominó y mamando ron, se empiezan a preguntar dónde
carajo se conseguirá una gallinita para hacer un sancocho. Y algunos de esos vergajos son hasta capaces de
despertar a las mujeres para resolver el temita. ¡Mandan güevo!
NOJODA!!! Digan lo que digan, nosotros los Costeños, somos los mejores pa' joder, pa' rumbear, y NUNCA
le damos la puñalada trapera a la gente que queremos...!!! y menos a un AMIGO!!!
Que viva la costa NOJODA!!!!
